sustantivo y adjetivo

Publicado en por Diacronía y Sincronía del Español

UNIVERSIDAD DE LA SALLE

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

DEPARTAMENTO DE LENGUAS MODERNAS

LICENCIATURA EN LENGUA CASTELLANA, INGLES Y FRANCES

 

KATHERINE MORENO 26061006

LILIANA MARTELO 26061008

LAURA VARGAS 26052092

 

El siguiente corpus que planteamos fue tomado a partir de la lectura previa de cada una de las integrantes del grupo. Para facilitar la comprensión del análisis, quisimos buscar oraciones que estuvieran estructuradas por el sustantivo y el adjetivo, debido al escaso uso de adjetivos en el texto del Mio Cid, fue bastante reducido el número de oraciones que contuviera estas categorías gramaticales.

 

Cantar Primero “Destierro del Çid”

 

Alcándaras vazías sin pielles e sin mantos (1)

Sospiró Mio Çid ca mucho avíe grandes cuidados (1)

Con tan grant gozo rreçiben el que en buen ora nascó (15)

De Castiella la gentil exidos somos acá (34)

Espada tajador, sangriento trae el braço (40)

Tantos moros yazen muertos que pocos vivos adexados (40)

Evades aquí oro e plata fina (41)

Moros dellas fronteras e unas yentes extrañas (44)

Moros e moras compeçaron de lorar (46)

Alto es el poyo, maravilloso e grant  (46)

 

Cantar segundo “Bodas de las hijas del Çid”

 

Dios, commo es alegre la barba velida (51)

¡Dios, commo fue el Çid pagado e fizo grant alegría! (51)

Plogo a Mio Çid ca grandes son las ganançias (59)

Mager en tierra agena él bien faze lo so (82)

Ondrado es Mio Çid en Valençia do estaba (84)

A Minaya e a las duennas ¡Dios commo las odraba! (84)

Adelinnó a su mugier e a sus fijas amas (86)

El día es salido e la noch es entrada (94)

El obispo Don Jerome, caboso coronado (95)

 

Cantar tercero “La afrenta de Corpes”

 

Ellos son mucho urgullosos e an part en la cort (102)

Iffantes de Carrión mucho alegres andan (103)

Tanta gruessa mula e tanto palafré de sazón,

tanta buena arma, e tanto buen cavallo corredor (104)

Mucho eran alegres Didágo e Ferrando (111)

Vençió la batalla maravillosa e grant (118)

Aquél rey Búcar traydor provado (123)

Los montes son altos las ramas pujan con nuoves

 elas bestias fierasque andan aderredor (128)

Todos tres señeros por los robredos de Corpes (131)

E eres fermoso mas mal varragán (143)

A sos vassallos violos aderredor (144)

 

Para empezar, quisiéramos hablar un poco de nuestra interpretación a cerca de las declinaciones del latín, las cuales desempeñaban en aquella lengua la función que cumplen las preposiciones desde el Español medieval hasta el Español de nuestros días, esto se debió a que en aquella época la declinación de la “m” final se fue perdiendo, lo cual produjo que muchas palabras se unificaran en la oralidad y en la escritura, prestándose a confusiones y ambigüedades. Así mismo, podemos dar cuenta a partir de nuestra lectura del Mio Cid, la inexistencia de dichas declinaciones, con excepción de la transformación del  acusativo, el cual se caracterizó por su terminación en am, em o um y que con el paso del tiempo fue cambiando de modo tal que se suprimió el morfema “m”, dando paso así a la formación del los sustantivos castellanos, un ejemplo de esto lo podemos encontrar en la palabra virtutem >vertud>virtud.

 

A manera de ejemplo, en este caso el sustantivo “gozo” proviene del latín “gaudium”, lo cual hace pensar que este es uno de los sustantivos que para consolidarse con esta estructura en el Español moderno debió atravesar por el proceso anteriormente mencionado.

 

 

“Con tan grant gozo rreçiben el que en buen ora nascó” (15)

 

 

En cuanto al género podemos decir que encontramos ya establecidos dos géneros, que son el masculino y el femenino, aunque en algún momento de la formación del romance existió el género neutro, pero para este entonces generaba cierta contradicción por lo que en aquella época no había una representación icónica para un género neutro, lo cual les llevó a tomar la decisión de escoger géneros positivos análogos a los existentes en la naturaleza, es decir,  masculino y femenino.

 

Con este ejemplo podemos ver con relación al género que se conserva la misma regla tanto en español antiguo como en español moderno.

 

 Moros e moras compeçaron de lorar”

 

 

Por otro lado podemos ver que hay presencia de la apócope extrema  donde se presenta la omisión del morfema “e”, aspecto característico del español alfonsí y que se presenta por influencia del francés. Aunque en esta época hubo la presencia de la apócope, cabe resaltar que en el período posalfonsí se recuperó la “e” final para diferenciar nuestro español de otras lenguas como el francés y el catalán. Esto es posible observarlo en los siguientes ejemplos tomados del Mio Cid:

 

“El día es salido e la noch es entrada” (94)

 

“e tomáronse al palaçio pora la cort” (112)

 

“Vençió la batalla maravillosa e grant (118)

 

 

Algo más que se evidencia de manera general en el Mio Cid es la ley del menor esfuerzo donde encontramos palabras que son suavizadas en el español antiguo.

 

Por otra parte, es posible evidenciar casos de adjetivos sustantivados:

 

En el caso del adjetivo “moro” encontramos que es un adjetivo gentilicio que históricamente se utilizaba para designar, de modo peyorativo a las personas de religión islámica, y provenientes de África Septentrional, cuyo color de piel era negro. No obstante, vemos que aquí en el Mio Cid con la expresión “moro” y su respectivo femenino “mora” se designa a un hombre o mujer  “(Concepto sustantivo) a quien atribuimos además la cualidad (concepto añadido) de “moro”. Así decimos que “moro” es la cualidad que ha asumido sobre sí lo sustantivo y lo adjetivo, es decir, se ha construido un verdadero sustantivo del cual no se nos manifiesta más que una cualidad, “ser moreno””. Por lo tanto encontramos que el adjetivo gentilicio “moro” se ha sustantivado.

 

 

Para concluir con nuestro análisis podemos decir que mientras en el español moderno utilizamos los adjetivos después del verbo para describir a un sustantivo, en el español antiguo el adjetivo siempre se encontraba ligado al sustantivo, ya fuera antes o después del verbo, pero nunca se presentó un división entre ellos. Según nuestra interpretación esto sucedía porque en el español medieval no había uso ni conocimiento de la prosa, por lo tanto la escritura se presentaba en forma de verso tratando siempre de conservar un ritmo, lo cual se manifiesta en el escaso uso de adjetivos.

 

 

 

 

SECO, Rafael. “Adjetivo sustantivado”. En Manual de gramática española. Ed. Aguilar. Madrid:1982.

 

 

 

 

 

 

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